lunes, 11 de enero de 2010

Queridos Reyes Magos (I Parte: Regalos)

Queridos Reyes Magos muchas gracias por todos vuestros regalos, ahora mismo dudo que haya sido tan buena como para merecérmelos.
Las navidades (comerciales) empezaron a finales de diciembre con la llegada del New Super Mario Bross para la wii, como sabéis mucho me lo trajisteis al principio para que pudiéramos jugar un poquillo, y así ha sido; poquito porque había que hacer cosillas y cómo no, buscar y sobretodo pensar regalos.
Tras este inicio procedíamos al recuento de nuestra Kinder-hucha que moneda a moneda se ha ido llenando hasta materializarse en mi cámara de fotos (Aunque casi me sobra para otra xD).
Con la llegada del nuevo año la sorpresas no cesaban y en una agradable comida en conmemoración de la papurreta, dónde no faltaron más postres que personas, un huevo de Pascua con su sorpresa incluida llegaba a mis manos, por no hablar de toda la comida.
El 6 de enero, vuestro día oficial, todo fue un poco raro y atípico, pero no exento de presentes. Por un lado, para cuando en el año infinito me vaya de casa, sumo un bonito juego de cuencos (Sí, a partir de cierta edad sus majestades de Oriente te empiezan a lanzar ciertas indirectas). A eso he de añadirle un fresco y agradable frasco de colonia, de los que gasta la gente con estilo, junto a un Gloss de los que no se compran en los chinos. Es evidente que los Reyes son sabios y saben como acertar porque mi lado femenino gobernado por el cromosoma X también existe y a veces necesita reafirmarse o constatarse. El día acabó con unos eurillos que permanecen a la espera de unas nuevas zapatillas de basket que me hacen mucha falta (para complacer a Y, que por ahí también debe rondar xD). Muy contenta con todo ello ya me daba por satisfecha.
Pero no fue lo único, cuando uno ya no cuenta con más, el viernes 8 de enero el cartero dejaba un aviso de carta certificada en mi buzón. Intrigada, fui lo antes que puede a recogerlo a correos y… sorpresa, aquel acolchado sobre sin remitente escondía un nuevo regalo, se trataba de “Amberville” junto con un sobre escrito a máquina. Simplemente extraordinario, aunque sabemos que los Reyes entenderán que el libro permanezca en stand by hasta que los exámenes pasen y termine con el que tenía entre manos.
Poco más podía pedir, pero el regalo más grande estaba aún por llegar. Y bien sabe quien me conozca que yo estaba encantada con todos mis obsequios, que sólo por el mero hecho de que alguien se acuerde de ti tiene mucho valor. Sin embargo, sin previo aviso, el día 10 de Enero llegó el regalo más utópico de todos, el más añorado, el más implorado, el más barato posiblemente: llegó la Nieve.
Quisiera poder expresarles en palabras cual era mi emoción, pero me resultaría imposible. No obstante, en breves días(espero) les haré un intento de resumen de cómo fue el día con imágenes ilustrativas para que vean que fui más feliz que una perdiz.

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