lunes, 2 de abril de 2012

Te espero fuera

Ha pasado tiempo desde el comienzo de esta pequeña catarsis. He tomado mi tiempo para desordenar mis ideas/suposiciones y volverlas a colocar, un hacer por hacer. La respuesta es que no he acabado de dar con la clave para encajonar cada cosa en su sitio. Es extraño, al principio el sobresalto era más propio de un óbito material, de una posesión. Con el tiempo, y la inevitable normalización, ha adquirido un semblante más irregular, duerme en el limbo entre lo que "me da igual", pero en realidad "no me da igual" y un "me importa", pero en realidad "no me importa tanto". Celo-Recelo. Quizá, es un pequeño sentimiento de traición, pero tampoco es tal. ¿Decepción? tampoco, tampoco, pero algo tiene.

Tengo dudas... Ahora,   mi caparazón ha vuelto a ponerse en guardia y eso es lo que más me duele, de hecho, lo único que realmente me importa. Haber borrado la libertad de interacción que con pico y pala habíamos construido. Sentirme amenazada en mi contexto. Concedo pocos privilegios, lo sé. Me gustan los lugares, las palabras,  los rincones, etc. con "carisma", pero yo carezco de cualquier clase de éste, lo sé.   Es decir,  a ciencia cierta exijo mucho para lo  poco que ofrezco, a veces cuánto tengo. Sin embargo, no evita que ahora esté sumando esta pequeña derrota moral, lo siento. 

Me inquieta el punto de vista inverso al mío, ojalá me hubiera sido concedido, creo que  eso ayudaría a desprenderme de este vago sentimiento de menosprecio. 

Por bien [...]






3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sería una pena dejar apagarse un intento de cambio interno y personal, y ponerse de nuevo tras la muralla, cerca de la cálida complacencia de cómo uno es.

Un esfuerzo así merece otra oportunidad ;)

Cris dijo...

Hay un esfuerzo que perdura, el consciente, pero ese no es "natural" y pese a que pudiera no llegar a ser fructífero asume las consecuencias. En el otro lado, este lado, está lo espontáneo, lo que emerge de ir rascando con la uña en la muralla hasta hacerla débil. Como espontánea que es está al amparo de la acción-reacción. Es un instinto, no una decisión.

Anónimo dijo...

Todo avance tiene momentos en que parecemos estancarnos o retroceder, pero lo que consiguieses avanzar sigue ahí y es más fácil llegar hasta esa posta otra vez.
Si realmente quieres, puedes lograrlo. Es un "volver" con más fuerza, tras analizar lo que pudo salir mal y luchar de nuevo.
Además, como deportista sabes que de algo que no se tiene y, port anto, hay que pensar antes de llevarlo a cabo, se puede llegar a hacer un instinto. Es sólo repetición y un poco de fe.

¡Ánimo!