sábado, 9 de julio de 2011

Cambio de ciclo

En la mayoría de las ocasiones cuando alguien habla de su jefe lo hace con desprecio o simple y llana indiferencia. Este no es mi caso, bien es cierto que tampoco responde al término jefe, pero aun así hay  mucho que agradecer y poco que reprochar.

Desde que el Plan Integral de atención sociosanitaria al Deterioro cognitivo en Extremadura (PIDEX para los amigos) empezara a caminar han pasado casi  cinco años,  pero previamente a esa puesta en marcha ha habido otro tiempo anterior de lucha y sacrificio para poder gestarlo. Al frente de esa panacea inicial estuvieron dos grandes profesionales, uno respondiendo  por la parte sanitaria y otro por la parte social, pero con una vinculación máxima, formaron un equipo que para mí es lo más parecido al Yin y el Yang que he conocido. A estas dos personas les debo muchas cosas en lo profesional e incluso en lo persona.

Yin
Pablo Duque es un tipo de lo más, más... ¿intrépido? No sé. Alguien, afortunadamente, fuera de lo común. Es polifacético, peculiar, muy expresivo y vehemente. La impresión es superficial pues no me he sentado todo los días a comer con él como comprenderéis, pero desprende carisma y entusiasmo por el oficio. No creo que deje a nadie indiferente. A él le debo  dos cosas importantes; la capacidad de transmitir y contagiar la pasión por las neurociencias y la de ser la demostración palpable  de que apearse de lo políticamente correcto y los cánones estereotipados no sólo es posible, sino que es recomendable. Él "saltó del barco" hace tiempo, pero qué esperaban de un persona que encaja en esta descripción que estuviera 10 años haciendo lo mismo, no ¿verdad?.


Yang
Manuel Cid fue nuestro padre y mentor profesional , nuestro coordinador de la parte social, el que respondía   y nos defendía desde su posición. Al contrario que yin es en apariencia mucho más calmado y  su ritmo de trabajo diferente, pero igualmente atinado. Como buen progenitor  él nos ha visto  gatear, andar, correr, caer y levantar. Siempre ha permanecido en un discreto segundo plano, pero  sin dejarnos al margen. Aunque oficialmente también hace tiempo que abandonó la coordinación para ocuparse  de la dirección del SEPAD (eso que ya nada es) todos sabemos que  él seguía estando ahí, sin embargo;  ahora sí ha llegado el fin. Ese momento, ni bueno, ni malo, en el que los caminos se separan.
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No quería dejar pasar esta oportunidad para agradecerles a ambos su dedicación en estos años, su constancia en busca de unos objetivos, muchos de ellos conseguidos, aun cuando  hubo quien no creyó en ellos y en sus ideales. Pero en la vida profesional, como la vida misma, se imparten muchas clases y aprendes que si tú crees en lo que haces acabarás, no convenciendo, sino haciendo comprender a los demás que podías y debías. Me han surgido dudas si debía hacerles referencia públicamente con nombres y apellidos, pero al final ha prevalecido mi voluntad, son personas y como tal tienen una identidad, no son formas verbales impersonales.


Aunque vosotros no lo sepáis han hecho mucho por Extremdura, han sentado las bases de un proyecto único. Han logrado  dar luz al deterioro cognitvo, una atención individual, la lucha por la detección precoz y la integración en los recusos, que son los que son. Es pionero en España, pero en cambio sólo nos gusta recordar a nuestra comunidad por lo que no ostenta. Ésta era una de las partes del proyecto, pero no la única. El gran caballo de batalla está o estaba (no sé en que tiempo tengo que hablar) en la atención al daño cerebral sobrevenido. Alguien se ha preguntado alguna vez qué pasa en Extremadura cuado una persona como tú o como yo sufre un accidente de tráfico o cuando hay un ACV y todo ello compromete nuestro desempeño cognitivo y por tanto, el ocupacional e incluso el básico de la vida diaria. Pues pasa eso, el incierto vacío con tintes desérticos resquebrajando vidas humanas, familias: el caos.  Gracias a sus inquietudes hoy podemos hablar del centro de neurorehabilitación, puede parecer insignificante  y algo que no resuelve los problemas, y así es, no los revuelve pero supone un primer paso al frente.


Me gustaría haceros saber que todo pertenece a un adecuado contexto  y no se trata de un proyecto ideal, exento de fallos y de problemas, sino una entidad con un camino por andar para pulir deficiencias, pero que ya consta de un bagaje.  Me pregunto si tiene sentido la oscura amenaza que se cierne sobre estos años de trabajo, si realmente merece la pena correr un tupido velo. A ciencia cierta nadie sabe qué será lo que pase el día después de hoy, pero más que nunca creo firmemente  que las grandes empresas en materia de educación, sanidad, etc. deben trascender al signo político reinante. Los planes educativos lo llevan gritando durante años sin que nadie haga nada por evitarlo ¿Qué esperanza puedo tener  yo para que esto sea diferente? Ocurra lo  que ocurra sólo espero no haber trabajado en balde los últimos cuatro años. ¿Será posible que andemos tres pasos hacia delante y cuatro hacia atrás?


No quisiera dejarme llevar por la desazón  y esta labilidad  insidiosa  que comienza a hacer mella pero soy novel en estas plazas  y la incomprensión me constriñe. No entiendo que las neuropsicólogas  vean volatilizarse sus puestos de trabajos por minucias legales que  obvian la eficiencia  y cualificación así como toda su valía profesional sobradamente ensalzada en estos años.


Es una lástima, no sabéis cuanto desánimo. En cualquier caso, tanto a unos como a otros les debo  felicitar por esta etapa tan satisfactoria, es un placer trabajar con gente que hace todo tan fácil y te ofrece tantas comodidades, tantos lujos que incluso hacen que te sientas culpable. Acostumbramos a no valorar lo que tenemos hasta que lo perdemos y en cierto modo creo que es inevitable. Ha sido fascinante, y sigue siendo, colaborar con un equipo así donde existen roles profesionales, pero no jerarquías personales y con cualquiera puedes tratar de tú a tú.  Gracias a todos, y a toda la gente que ha estado detrás y los que han ido pasando. 

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