A menudo entre nosotros y nuestros objetivos sólo se interpone un obstáculo, la fe. El obstinado ateo creerá que son cuestiones bíblicas que no forman parte del tiempo presente, pero nada más lejos de la realidad. Al margen de doctrinas displicentes u odios que exoneran de cualquier comportamiento cívico alterna la más importante de todas las creencias: creer en nosotros mismos.
Somos el punto de partida de cualquier acción emprendida y no debemos estar anclados, ni cargar con la losa de la complacencia de los testigos de vista, ¿a caso tiene sentido?. Aprender a valorarnos a nosotros mismo es asignatura pendiente, parece irrelevante pero cuando la vida te sacude, te zarandea... en definitiva, cuando te hace caminar por esa frágil senda suspendida en el aire meciéndose de lado a lado contigo como único posible para salir adelante, para no sucumbir a la desidia y desesperación, será en ese preciso instante cuando te examines de ti mismo. Sí, es en ese preciso instante cuando flotarán incesantes miedos que obstruirán tu cordura y sólo aquellos que sepan quiénes son serán capaces de cruzar la hilera sin derrumbarse. No es tan fiero como lo pintan porque todos sabemos que para levantarse previamente tenemos que haber tropezado y así es, por desgracia, como se aprenden las más duras de todas las lecciones.
Confiar en nosotros mismo, sin cegarnos, nos ayudará a ser más fuertes pero no invencibles lo cual quiere decir que ineludiblemente tendremos que apoyarnos y dejarnos guiar por algún lucero que probablemente lleve brillando mucho tiempo, pero del que nosotros nunca nos habíamos percatado. ¿Uno?, dos, tres... ¿Quién sabe? y si no lo intuyes desconfía de ti y en la noche más azabache mira a la inmensidad del cielo ¿No lo ves?.
Con nosotros mismo por delante, pero sin dejar de mirar con complicidad a nuestro al rededor. Eso no evitará que nos decepcionen, nos traicionen, nos mientan... pero sí contribuirá a entender que todo forma parte de una carrera de fondo llena de obstáculos y que cuando nos damos de bruces contra uno lo único que tenemos que hacer es reponernos y pensar cómo eludir el siguiente para continuar prudentes y constantes hasta el final, con el orgullo de las heridas de guerra que nos recordarán lo bueno y lo malo del trayecto, lo que hemos aprendido. Asimilar que un golpe no parte de nuestra esencia, pero la daña.
¿No somos lo suficientemente simpáticos?¿No somos lo suficientemente cariñosos?¿No somos lo suficientemente guapos?¿No somos los suficientemente charlatanes?¿No somos lo suficientemente inteligentes?
No. Somos lo que somos y gracias a ellos no vivimos en una aburrida monotonía en la que todos pensamos y opinamos del mismo modo. Conócete, yérguete orgulloso, y si no eres capaz tienes trabajo por delante, trabajo que empieza en yo, me, mi, conmigo. Sé valiente, yo estoy conmigo, pero también contigo.
No. Somos lo que somos y gracias a ellos no vivimos en una aburrida monotonía en la que todos pensamos y opinamos del mismo modo. Conócete, yérguete orgulloso, y si no eres capaz tienes trabajo por delante, trabajo que empieza en yo, me, mi, conmigo. Sé valiente, yo estoy conmigo, pero también contigo.
Aunque no lo creáis esto parte; bueno, proviene de diversas experiencias, pero emerge fundamentalmente de lo abrumada que me he llegado a sentir de llamarme día sí, día también "gilipollas", expresión que ni hablando uso. ¿En verdad me merezco eso? Un poco de respeto reclamo.
Qué liviano y casi superficial es relatar esto con los pies fríos y cuando la tempestad quedó lejos. Lo tomaré como notas del cuaderno de abordo para no olvidar.
Buenas noches.
"When you believe, somehow you will.
You will, when you believe
They don't always happen when you ask
and it's easy to give in to your fears.
But when you're blined by your pain,
Can't see the way, get throught the rain.
A small but still, resilient voice
Says hope is very near."
2 comentarios:
Buffff.
Preciso de su parte muchas más palabras, si quiera, para que mi corto entender alcance a discernir las ideas de su sugerente pasaje (acaso de ese íntimo estilo que nos brinda a cuentagotas)
Las espero.
Cuídese.
Nunca habrá suficientes palabras para entender lo abstracto, a veces el silencio esclarece más que cualquier explicación. Y en verdad, vos sabes más de lo que relata, lo ha visto de cerca en mi iris.
Un Abrazo y gracias por detener su tiempo un momento.
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