Desde que uno es pequeñajo todo ser “adulto” se empeña en preguntarte qué quieres ser de mayor y esbozan una gran sonrisa cuando tus aspiraciones pasan por ser astronauta, médico, etc. Para mí no deja de ser una forma subliminal de recordarte que en la vida tienes que ser algo, y cuanto más importante suene el título mejor.
Un día, muchos años después, llega el momento en que verdaderamente tienes que elegir. Sí, por fin has llegado a ese momento “glorioso” que todo el mundo esperaba, has cumplido con la premisa que te llevaban repitiendo desde que eres escolar “estudia para que seas alguien en esta vida”. Para la satisfacción de todo el conjunto familiar (que no para sus bolsillos) vas a acceder a la universidad, vas a ser una persona formal y con aspiraciones de futuro. Bueno, ¡Qué digo! Ya estás ante tu anhelado futuro, estás sentando los primeros cimientos de lo que se supone serás en la vida.
Tú, orgulloso de ti mismo, te dispones a iniciar una nueva etapa; esa que siempre te decían “eso no es como el colegio”, “te van a formar para que puedas ser un buen profesional de tu medio”, etc.
Nada más lejos de la realidad, poco después de que comiences verás como poco a poco se van desvaneciendo todas tus ingenuas creencias (innatas y adquiridas) y tu ilusión se comienza a transformar en frustración, desmotivación, asqueamiento, etc.
La Universidad no es más que un negocio, dónde sólo importa el fin y no el medio; una cuna de vagos y fermento para perder los pocos valores existentes. No voy a entrar en detalles porque todo aquel que haya pasado por esa “idílica etapa” ya se habrá forjado su propia opinión, pero yo llevo 5 matrículas universitarias e increíblemente a lo que pudiera parecer el primer año la cosa ha ido de mal a peor.
Como trabajadora, desde el día “uno” de mi primer trabajo hasta esta misma mañana te acuerdas de la madre de todos (inmensa mayoría) de los profesores que no te enseñaron nada mientras te preguntas para qué invertistes 3 años de tu vida en eso. Y como estudiante, cada tarde que bajas a clase a las 16:00 con el último bocado por masticar, para encontrarte(en el privilegiado caso que a alguien le de por avisarte) un cartelito o nota que indica que Fulanito de tal no va a dar clases, se te revuelven todas las entrañas y tu mente incandescente vuela, inevitablemente, hasta la familia del susodicho/a.
Pero bueno, para que ustedes no se sientan también defraudados al leer esto vamos a hacer justicia al título, no?
Venga va, yo en una fase muy inicial de mi vida quise ser criada (toma ya!). Gracias a Dios pronto cambié mis miras profesionales y …tachán, tachán… quise ser
BOMBERA!! xD (tsshh, no os riáis que os oigo) En la actualidad me inclino más por el mundo de la charcutería, aunque sólo sea por el maravilloso olor que desprende el choped recién cortado que embriaga todos mis sentidos. En un tono más serio, diré siempre pensé que estudiaría 3 añitos de educación especial + 2 de psicopedagógia, pero oye; la Terapia Ocupacional se cruzó en mi camino y muy contenta y agradecida.